sábado, 2 de agosto de 2008

La disgrafia ergonómica

Afortunadamente, la disgrafia es en más del 90% de los casos, ergonómica en su naturaleza; es decir, está ocasionada por causas a las que podemos definir como "mala ergonomía". El ejemplo más simple puede ser el de un par de zapatos que nos quedan muy chicos y nos apretan dolorosamente todo el pié, o que nos quedan muy grandes, y entonces el movimiento del pié en su interior nos "raspa" la piel y nos causa heridas. Creo que a todos nos tocó alguna vez, especialmente cuando éramos niños, usar zapatos algo incómodos que nos dieron bastante problema. A las mujeres, es aún más fácil imaginar que, con zapatos de fiesta, de tacos muy altos, si les toca caminar unas cuántas cuadras sufrirán atrozmente, porque esos no son zapatos que estén hechos para largas caminatas.

Desde hace varias décadas se ha venido desarrollando la disciplina de la ergonomía. Ella estudia la relación entre el cuerpo humano y cualquier clase de herramienta, utensilio u objeto con el cual el ser humano interactúe. Un caso típico de estas dos últimas décadas han sido los "mouse" de los computadores. Interactuamos con ellos, a veces muchas horas diarias, y esto nos produce dolores y molestias considerables en la muñeca y en la mano. Se ha tratado de mejorar el diseño ergonómico de los "mouses" para que no ocasionen molestias a quienes los usan prolongadamente. Se ha avanzado pero el asunto no está enteramente resuelto. Para las secretarias que acostumbran a estar muchas horas digitando textos de diversa índole, o para las telefonistas, las sillas en las que trabajan deben permitirles desempeñar su trabajo de la manera más cómoda posible. Se diseñó sillas ergonómicas de toda clase para ellas. A los obreros se les suele suministrar guantes que protegen sus manos y fajas que protegen en especial los músculos de la espalda cuando hacen trabajos que requieren hacer bastante fuerza en reiteradas ocasiones.

Los mangos de las herramientas, las butacas de los autos, la iluminación y la ventilación en las oficinas, etc., hay miles de aspectos a cuidar en esto de ofrecer a los seres humanos los instrumentos y utensilios más ergonómicos posibles.

Imaginemos lo más absurdo: supongamos que a Usted se le pidiera hacer manuscritura... con un lápiz del tamaño de un bate de beisball. Manejar a la manera de la manuscritura, un lápiz tan descomunalmente grande, es imposible para casi todo el mundo. Si intentáramos esa clase de manuscritura, es fácil apostar que en pocos minutos desertaríamos de una tarea tan absurda, con nuestra mano adolorida, el brazo cansado, y probablemente, a punto de sufrir más de algún "calambre". Desertaríamos, y buscaríamos un lápiz adecuado para hacer esa manuscritura.

¿Cuáles son los lápices adecuados para manuscribir...? O planteado más en la perspectiva de la disgrafia podríamos preguntarnos: ¿Qué rasgos típicos de los lápices son anti-ergonómicos y, por lo mismo, pueden causarnos disgrafia? La respuesta no es fácil porque hay muy diversos tipos de lápices, y porque la gente tiene manos muy diferentes unas de otras;.... y si tan sólo dijéramos que el lápiz debe resultar ergonómico para la mano que lo usa, si bien estaríamos diciendo una verdad enorme, no estaríamos dando información precisa al lector.

Daré apenas unos pocos rasgos ergonómicos de los lápices, y lo haré pensando en un adulto joven de buena salud. Para una persona así, los rasgos a buscar son :

a) Las lapiceras son mejores que los bolígrafos, éstos son mejores que los lápices de pasta y éstos mejores que los de grafito. Por lo general, marcar la escritura en el papel requiere mucho más fuerza con los lápices de grafito; éstos obligan a que carguemos con fuerza la punta del lápiz en el papel.

b) La pluma o punta delgada, de trazo bastante fino, es siempre preferible a las puntas gruesas que dejan trazos bastante anchos. Las plumas de las lapiceras suelen traer plumas calificadas con las legras G, M y F : gruesa, mediana y fina.

c) El lapiz-lapicera debe tener un peso balanceado, de tal modo que el equilibrio en cuestión quede en la zona de apoyo del lápiz en la mano.
Con lapiceras y lápices a pasta es fácil notar la diferencia que se produce si escribimos con la tapa puesta en la parte trasera del instrumento, o si lo hacemos sin poner allí la tapa; cambia radicalmente el balance del instrumento. Un lápiz demasiado corto -cinco centímetros- o demasiado largo -cuarenta centímetros- no tienen balance alguno y son muy difíciles de manejar.

d) Entre la pasta y la tinta, es preferible la tinta porque requiere menos esfuerzo dejarla trazada en el papel que marcar una línea con pasta.

e) Mientras se mantengan las condiciones de balance en un buen nivel, son preferibles las lapiceras más livianas y pequeñas, aunque sin exagerar. Nos obligan a hacer menos fuerza cuando escribimos.

Una cosa es el instrumento con que escribimos y otra muy distinta es cómo lo manejamos. Esto es bastante más difícil de describir, ya que deberemos aludir a posiciones muy sutiles de los dedos y la mano. Lo haremos más adelante. Por ahora, concluyamos señalando que son tan cruciales los rasgos del instrumento como la forma en que lo manejamos. De poco nos serviría tener la mejor lapicera del mundo si no sabemos manejarla ergonómicamente. La dis-ergonomía se puede producir simplemente porque no sabemos como usar la lapicera.

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martes, 29 de julio de 2008

La disgrafia es eterna.

Hay autores cuyos artículos dan la impresión de que creyeran que las disgrafias son un asunto infantil, a lo más de la adolescencia. Error. La disgrafia puede afectar a cualquier persona que haga manuscritura, independientemente de su edad. Tenemos así que las disgrafias más tempranas suelen diagnosticarse a finales del Segundo Año Básico, porque existe la convención de que para poder hacer este diagnóstico, se requiere que el escolar haya tenido antes una mínima oportunidad de aprender. Decimos "dificultad de aprendizaje"; ... para llegar a ella hay que haberle dado antes al escolar la oportunidad de aprender. Antes del Segundo Año Básico, los niños pueden tener escaso control de su motricidad fina, cuestión que más adelante podrá desarrollarse como disgrafia; pero en el kinder, no hay disgráficos "por definición".

Aplicando el mismo criterio en un sentido ligeramente distinto, hay autores que plantean a nivel de "norma", que para diagnosticar una dificultad de aprendizaje, el afectado por la misma debe evidenciar un retraso de 1,5 años en los dominios del caso, comparado con su curso o con su grupo de edad. Es decir, para que se acumule un retraso de 1,5 años en el dominio de la manuscritura, se requiere al menos de un par de años de escolarización.

Lo anterior nos pone en un MOMENTO INICIAL para diagnosticar disgrafias que coincide con el término del Segundo año escolar básico. A partir de ahí, y sin límite final, la disgrafia y las demás dificultades de aprendizaje pueden acompañarnos durante toda la vida.

En las gradaciones etáreas de la disgrafia podemos distinguir dos criterios:

a) En sentido pedagógico, la disgrafia es "muy grave" entre el Tercer Año Básico y el Sexto, porque la pedagogía intenta en ese lapso que el alumno domine su manuscritura precisamente en aquellos aspectos en los que la disgrafia impera. La disgrafia puede considerarse "grave" desde Sextos a Octavos Años Básicos; si bien hablamos del mismo problema de fondo, el énfasis pedagógico empieza a decrecer y el alumno ya no padece sanciones tan fuertes por el hecho de ser disgráfico en las evaluaciones escolares. Ya en la Educación Media, la disgrafia decae en importancia, socialmente hablando, porque existe el prejuicio de la "inmadurez neurológica": los sistemas educativos suelen confiar en que hacia los 17 o 18 años el escolar "dejará de ser disgráfico". Finalmente, a nivel universitario y después en la vida profesional, se suele asumir que la disgrafia simplemente no existe. Esto es un gran error, evidentemente.

b) En un sentido tanto funcional como de la gravedad de su impacto, podríamos decir que importa poco tener una disgrafia en la Educación Básica; ciertamente, hay que superarla, pero ese periodo está diseñado precisamente para que el alumno aprenda a dominar su expresión escrita (y otras cosas, obvio) . De modo que es un desafío de la educación básica el que sus escolares aprendan a escribir bien, o lo que es lo mismo, que dejen de ser disgráficos en todos los sentidos imaginables, antes del octavo básico. En la Educación Secundaria, en cambio, las disgrafias empiezan a ponerse "graves" por dos razones: en primer lugar, porque la docencia ya no ofrece soluciones a nivel de la manuscritura; es decir, el disgráfico queda abandonado a sus propios esfuerzos. Por otro lado, en la Educación Secundaria el alumno tiene una fuerte necesidad de contar con una buena manuscritura. Tomar apuntes en clases y hacer resúmenes de la lectura de libros se vuelve funcionalmente indispensable; una disgrafia no tratada, no superada, puede causar mucho daño por esta vía en la Educación Secundaria. Finalmente, en la universidad, las disgrafias tienen dos posibles destinos : ya sea, se vuelven torturantes y muy graves porque el alumno no domina su manuscritura al nivel requerido y tampoco logra evadir esos problemas apoyándose en otra clase de recursos como "fotocopias de apuntes" y textos procesados por computadores, o bien, pierden importancia porque el alumno aprende a "esquivarlas" siguiendo por lo general derroteros computacionales o apoyándose en otros alumnos.

Hay abundantes ejemplos de adultos que son profesionales y disgráficos. Tanto Clinton como Bush lo fueron (o son). En Chile, las zurderas de Sebastián Piñera y del Doctor Vidal (cirugías plásticas por TV) son espectaculares y están apareciendo en TV frecuentemente. Cada vez que el Doctor Vidal pone el nombre de un paciente en sus carpetas de pacientes, se advierte una BUENA LETRA pero cuya técnica de trazado coincide con un rasgo típico de la disgrafia zurda: los zurdos suelen escribir llevando su mano izquierda por encima de la línea de escritura, y esto los obliga a "quebrar en gancho" su muñeca. Mientras el doctor Vidal sólo escriba un nombre y un apellido.... no va a experimentar problemas disgráficos, pero es fácil apostar a que el Dr. Vidal haría calambres disgràficos en la palma de su mano izquierda si le dictáramos unas cuatro o cinco páginas de corrido. Algo parecido podría decirse de Sebastián Piñera, sólo que apenas le hemos visto poner su firma en documentos, por lo que nuestra base para suponerlo disgráfico es menos sólida que en el caso del Dr. Vidal.

Nótese que el Doctor Vidal es un MUY HABIL cirujano plástico; es decir, su mano izquierda es capaz de trabajar con gran sutileza y precisión con un bisturí en la mano. algo parecido ocurre con El "Chino" Ríos: como buen zurdo, es altamente sospechoso de padecer disgrafia, y sin embargo, sabemos que fue No 1 en un difícil desempeño deportivo en el que el brazo, la muñeca, la mano y los dedos deben funcionar a altísimos niveles de calidad y buen control, porque de lo contrario, te vence el oponente. Para mí, el caso más emblemático de todos los disgráficos es el de Maurice Cornelis Escher. Uno de los más grandes artistas gráficos del siglo XX, conocido por lo general únicamente por su apellido ESCHER. Fue un extraordinario grabador y dibujante,... y él mismo nos relató los síntomas de su disgrafia, por escrito. Algún día haré una nota especial sobre la disgrafia de Escher.

Concluyamos diciendo que la disgrafia nos puede acompañar a lo largo de toda nuestra vida. Ella no desaparece a los 18 años como efecto de una presunta maduración neurológica. Si se quiere superarla, hay que rehabilitar las prácticas de manuscritura que la configuran. Por ejemplo, en el caso de los zurdos que escriben llevando sus manos por sobre la línea de escritura y haciendo el "quiebre de muñeca en gancho", esperar a que cumplan 18 años no sirve para nada: seguirán con esas mismas prácticas de manuscritura que los hacen disgráficos. La única solución es que cambien sus prácticas de manuscritura.

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lunes, 28 de julio de 2008

¿Porqué hay que superar las disgrafias?

Ya dije antes que eso de conformarse con los buenos computadores que hoy existen equivalía a decirle a un paralítico que se conforme con su maravillosa silla de ruedas. Obviamente, esto es antihumano, ningún paralítico encontrará jamás "maravillosa" a su silla de ruedas, ningún canario encontrará "maravillosa" a su "jaula de oro", y por idénticos motivos, ningún disgráfico debiera conformarse nunca con bypassear su disgrafia usando un "maravilloso" computador.

Pero hay otros argumentos en favor de la obligatoriedad de resolver las disgrafias. Aunque parezcan ser problemas "pequeños", y aunque nunca nadie morirá a causa de una disgrafia, la verdad es que la disgrafia no es para nada un problema pequeño. Escribir en la forma tortuosa que por lo general implican las disgrafias, trae varias consecuencias negativas que si las dejamos acumularse de por vida, terminan constituyendo severos lastres para el desarrollo de quienes padecen tales problemas.

a) Hay aún una enorme cantidad de pruebas y tests que debemos responder por escrito; en todas esas "pruebas" el disgráfico tiene desventajas que perjudicarán en parte ese "mejor rendimiento" del que sería capaz,...de no mediar su disgrafia.

b) A pesar de los muchos cambios experimentados en estas últimas décadas por las metodologías pedagógicas, se sigue practicando habitualmente las exposiciones orales, las charlas, y las conferencias docentes, en las que el individuo necesita tomar apuntes para retener cuestiones de importancia que en éstas modalidades pedagógicas se le puedan ofrecer. En términos muy similares, los alumnos deben consultar muchos libros, artículos y hasta bases de datos en las bibliotecas, y de nuevo, deben tomar apuntes de lo que leen, resumir las ideas centrales, registrar datos y referencias específicas, etc. Ciertamente , el disgráfico tiene desventajas en cualquier tarea de escribir y de tomar apuntes, y esto le hace tener casi siempre apuntes y resúmenes de peor calidad, comparados con los de sus compañeros no-disgráficos.

c) Queda por último la "mala imagen" que causa una persona cuando su manuscritura es demasiado "escolar", "infantil", o simplemente muy "mala". Hay empresas que están seleccionando a su personal con pruebas de manuscritura (grafología...) ,... y aunque no se trate de una selección profesional propiamente dicha, la mala manuscritura es siempre una causa de discriminación social para quien la padece. Una letra de tamaños irregulares, temblorosa, que no respeta las líneas del papel, mal trazada sobre el papel, hace surgir sospechas sobre un cuasi-analfabetismo, un alcoholismo, un parkinson... y todas estas sospechas remiten a desaprobación y rechazo.

Si juntamos los efectos que se acumulan a largo plazo por las discriminaciones sociales que se originan en una mala letra, por el perjuicio a nivel de la calidad de los estudios que se puede realizar cuando uno, como disgráfico, toma apuntes de conferencias, de debates grupales y desde la lectura de libros, que son de "peor" calidad que la del resto de los alumnos, y por el menor rendimiento en pruebas escritas de cualquier tipo, consolidamos severos escollos al desarrollo personal y profesional de nuestros alumnos. Entrar a la universidad, y a la carrera que uno quiere, supone una dura competencia; los disgráficos otorgan a los demás alumnos demasiadas ventajas, a todo lo largo de sus estudios, y en las pruebas mismas en las que se juegan sus postulaciones a la universidad. Darles las rehabilitaciones oportunas para sus disgrafias (y lo oportuno es lo antes posible a partir de un Tercero Básico), les permitirá competir en condiciones de mayor igualdad con el resto de sus compañeros de promoción. Obviamente, todo padre y madre y toda institución que opere en un marco valórico de deseable equidad y justicia social, deben hacer lo posible porque los disgráficos salgan de su condición de desventaja y subrendimiento escolar y académico lo antes posible.

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martes, 15 de julio de 2008

¿Disgrafia Hemofílica?

Hay muchas cosas que he aprendido sobre la disgrafia, no porque aparecieran en algún libro, sino porque me llegaron como problemas concretos de personas que me consultaron. Quizás si uno de los casos más insólitos fue el de "Felipe".

Hace ya una década y media, llegó Felipe (tenía 10 años) a mi consulta llevado por su madre. Ella me dijo que necesitaba que yo le hiciera un tratamiento por disgrafia a Felipe, y que le diera un certificado donde constara que este tratamiento ya estaba en curso; el problema era que Felipe había sido diagnosticado como disgráfico en su colegio hacía ya bastante tiempo, y el colegio exigía el tratamiento. De lo contrario el colegio expulsaría a Felipe.

Sorprendido por este diagnóstico ya hecho de disgrafia, empecé a hacer a Felipe mis rutinas diagnósticas para asegurarme de que en verdad él padeciera una disgrafia. Curiosamente, Felipe sorteaba con éxito cada nueva prueba que yo le planteaba. Empecé a hacer comentarios en el sentido de decir que no parecía haber disgrafia porque el chico escribía bastante bien; la madre desdeñaba estos comentarios míos y me decía: "Es que Felipe es Hemofílico". Después que ella repitió esto en tres o cuatro ocasiones, yo ya no pude evadir el tema y le dije que, hasta donde llegaban mis conocimientos, la hemofilia era un problema de hemorragias, hematomas y mala coagulación y cicatrización, .... que no tenía relación con la disgrafia.

Y entonces ocurrió que esa madre me dió una lección sobre la "disgrafia hemofílica". Me dijo. "Felipe es hemofílico y es un niño de diez años como cualquier otro, o sea, juega con brusquedad con otros niños y con bastante frecuencia se golpea sus manos; los golpes en las manos le causan hematomas enormes; las manos se le hinchan hasta quedar desfiguradas y prácticamente inmóviles. Cuando queda así, Felipe no puede escribir nada; no logra tomar un lápiz y retenerlo en su mano. Se demora más o menos seis semanas en que se le reabsorban los hematomas, pero no es raro que en esas seis semanas se haya vuelto a golpear, de modo que sus manos hinchadas y adoloridas por los hematomas, no pueden escribir durante largos períodos del año escolar. Es por esto que en el colegio le diagnosticaron disgrafia, pero en realidad, él es hemofílico; el problema es que el colegio me exige el tratamiento contra la disgrafia, o me van a echar al niño del colegio".

Para mí, lo anterior fue una sorpresa. Aunque todo sonaba lógico y simple, yo jamás había oído nada sobre esta clase de disgrafias hasta ese día. Uno puede discutir el criterio de diagnóstico de este particular colegio, pero lo concreto es que, si el alumno no puede escribir durante largos periodos del año, entonces no parece tan raro que lo califiquen de disgráfico.

Le confesé a esa madre mi total ignorancia en la materia que me estaba planteando, y le pedí tiempo para estudiar el asunto en la bibliografía y averiguar qué clase de terapias se usaban en ese caso. Pasaron dos meses y no encontré absolutamente nada. Sin querer dilatar eternamente una respuesta, fui a casa de Felipe, con escofinas, limas, maderas y taladro, y le fabriqué dos toscas PROTESIS que en mi intención, podrían ser manejadas por Felipe aún cuando su mano estuviera en condiciones bastante malas.

Felipe "superó su disgrafia"; yo le dí pequeñas indicaciones sobre cómo escribir, qué tipos de letras le convenían y cuál era la prótesis adecuada dependiendo del volumen de daño que tuviera en cada momento. Obviamente, nunca tuvo una disgrafia propiamente tal. Las prótesis le ayudaron a salir del paso en sus peores momentos, y eso fue todo.

Hace ya tiempo que perdí contacto con Felipe y su madre. Pero no olvido esta lección que recibí de ellos sobre la "disgrafia hemofílica".

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Charlas, Diagnósticos y Talleres.

Estoy dispuesto a visitar muy diversos lugares para dictar Charlas sobre la disgrafia, para hacer Diagnósticos en disgrafia a grupos de hasta cien personas, y para hacer Talleres de Rehabilitación para grupos de hasta cuarenta personas.

Quienes tengan interés en cualquiera de estas actividades, por favor contácteme en andresgacitua@yahoo.com

Normalmente, debieran contratarme organizaciones educativas que tengan unos 300 estudiantes o más, pueden ser Escuelas, corporaciones Municipales de Educación, o quizás Universidades, Facultades o Carreras Universitarias en Pedagogía, Psicopedagogía, Psicología, y afines. No me negaré a estudiar otras propuestas pero, obviamente, a los pequeños grupos de particulares el prorrateo de costos puede resultarles bastante caro.

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viernes, 11 de julio de 2008

¿Sillas de ruedas "maravillosas"?

Hoy en día, los computadores -procesadores de textos- escriben maravillosamente bien con una gran variedad de estilos de letras, e imprimen con sistemas lasser en forma impecable. Es evidente que, en las últimas dos o tres décadas, prácticamente se ha acabado el uso de lapiceras y, en cambio, crece enormemente el uso de computadores personales.

Influidas por lo anterior, muchas personas hoy hacen un razonamiento que parece lógico: no tiene sentido rehabilitar disgráficos en la manuscritura con lapiceras...; lo obvio hoy es que aprendan computación.

Ciertamente, la presencia de los computadores y los textos digitalizados ha alcanzado tal masividad e importancia, que resulta absolutamente indispensable que todo escolar, incluidos los disgráficos, aprendan a dominar estas máquinas informáticas y todas las que puedan surgir a futuro. Estamos en una era informática y sería absurdo quedarse atrás, fuera de ella, porque no se desea entrar al mundo de la computación. Sin embargo, reconocer la importancia de la informática y de los computadores, no implica en modo alguno que los disgráficos se deban quedar disgráficos para siempre.

Hace algún tiempo se me ocurrió la metáfora de las sillas de ruedas. Cuando un pariente nuestro sufre un grave accidente y queda paralizado de las piernas y obligado a usar una silla de ruedas, no le decimos "QUIEN COMO TÚ,...QUE VAS A PODER USAR LAS MARAVILLOSAS SILLAS DE RUEDAS QUE EXISTEN HOY". Semejante expresión sonaría a agresión y a burla, porque en realidad, consideramos que quedar en silla de ruedas es una lamentable desgracia, y en ningún caso una buena suerte que puedan envidiar los demás. Obviamente, lo que hacemos en estos casos, es consolar a la persona con que el uso de la silla de ruedas solo será temporal, y le deseamos que lo antes posible vuelva a estar sobre sus dos pies.

La rehabilitación de las disgrafias es indispensable y lo seguirá siendo, no importa cuánto mejoren los computadores. Decirle al disgráfico que se conforme escribiendo en buenos computadores,... es tan sádico como decirle a hemipléjico que se conforme con circular en una maravillosa silla de ruedas.

Volveré a tocar este tema, pero por ahora, tengamos claro que nada tiene que ver una cosa con la otra: los niños de hoy necesitan computadores porque estamos viviendo en la era informática, y todos los disgráficos necesitan rehabilitarse de sus disgrafias. Una cosa no quita la otra.

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martes, 8 de julio de 2008

Cuaderno de caligrafía vertical.

He dicho en este blog que cerca del 90% de las disgrafias son de origen pedagógico. Tengo que justificar esta afirmación, ya que muchos docentes reclamarán que estoy equivocado, que ellos no promueven disgrafia alguna.

Hay dos preguntas claves en este tema para poner el dedo en la llaga de una vez:

a) ¿Porqué se le enseña a escribir a los zurdos exactamente con la misma metodología que a los diestros?. Todos fuimos al colegio y sabemos por experiencia propia que las "clases" sobre manuscritura eran las mismas para diestros y zurdos;

b) ¿Porqué se ha usado en Chile desde hace más de un siglo el llamado "cuaderno de caligrafía vertical", y...porqué lo seguimos usando hoy ? ¿Puede alguien describirnos la racionalidad metodológica subyacente a ese cuaderno y explicarnos porqué es bueno o necesario usarlo como instrumento de apoyo a la enseñanza de la manuscritura?

He formulado estas preguntas a muchos docentes del primer ciclo básico y también de niveles superiores, y he buscado en toda la bibliografía disponible alguna información que razonablemente defienda la lógica subyacente al uso del "cuaderno de caligrafía vertical", pero simplemente, no hay nada al respecto. Nadie tiene idea en torno a porqué insistimos en usar este arcaico soporte gráfico de la manuscritura. Obviamente, hay UN SOLO cuaderno de caligrafía vertical: no hay uno para diestros y otro para zurdos.

Si la pedagogía no ha sido capaz de ofrecer fundamentos para los instrumentos y metodologías que usa, y a la vez, si no ha logrado diferenciar sus metodologías de enseñanza para diestros y zurdos, podemos concluir rápidamente que ella no sabe porqué hace lo que hace de la manera en que lo hace. Se comprenderá que a partir de esta mayúscula ignorancia de las cuestiones más elementales, se torna ilusorio avanzar hacia preguntas más sutiles, que apunten a cuestiones quizás más complejas.

Voy al punto de inmediato: la pedagogía nunca se ha enterado de que son SUS metodologías de enseñanza las que producen el 90% de las disgrafias. Si a un zurdo se le da instrucciones iguales que a los diestros en torno a cómo se debe escribir en un cuaderno de caligrafía vertical,.... pueden estar seguros de que ese zurdo corre un enorme riesgo de convertirse en disgráfico, y eso es lo que ocurre en la inmensa mayor parte de los casos.

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Contraten resultados y Talleres masivos.

El gran drama para los padres de un disgráfico consiste, por lo general, en que ven pasar años y años, asistiendo a diversas consultas e intentos de rehabilitación, sin que el hijo muestre avances de importancia. Así, al dolor de ver que su hijo no hace progresos, los padres agregan el problema de que están gastando enormes cantidades de dinero que no cumplen objetivo alguno.

Aunque muchos de los profesionales involucrados se van a resistir a hacer un contrato por logros concretos, eso es lo que debe intentar el apoderado. Yo prefiero contratar programas de trabajo de 10 sesiones, y a partir del diagnóstico, ofrezco los objetivos que me considero en capacidad de lograr. Concluidas las 10 sesiones, evaluamos en presencia de los padres si los logros comprometidos se alcanzaron o no.

No es importante que vayamos progresando a un ritmo levemente más lento o algo más rápido que lo prometido. Lo que de verdad importa es que cada dos o tres meses TIENE QUE HABER LOGROS DE ALGUNA CLASE Y NIVEL. Si en tres meses no hay logro alguno, esa rehabilitación no sirve. Si los padres se acostumbran a pagar sesiones indefinidamente, aunque no haya logros, le están regalando dinero inútilmente a los "rehabilitadores", mientras su hijo sigue instalado plenamente en su disgrafia. Por el contrario, en la medida en que se estén haciendo avances concretos, tiene mucho sentido prolongar la rehabilitación. Lo absurdo es prolongar rehabilitaciones...que no tienen resultados.

Otra manera en que los padres pueden cuidar su bolsillo y asegurarse logros de algún nivel en plazos breves (3 meses), es la contratación de Talleres masivos. Si los apoderados de una escuela o colegio se organizan para contratar el diagnóstico en disgrafia de 300 escolares y la rehabilitación de 40 de ellos, es evidente que el especialista va a estar muy interesado en funcionar eficientemente, porque de lo contrario arriesga perder a un enorme cliente.

Obviamente, lo óptimo es la combinación de ambos criterios. Si los padres contratan Talleres Grupales con Objetivos precisos a alcanzar cada tres meses, es muy probable que ahorren grandes cantidades de dinero y que aceleren la rehabilitación de sus hijos. De paso, esto también le conviene al rehabilitador: un Programa-Taller de dimensiones masivas, por la cantidad de personas que incluye, le permite obtener ingresos importantes.

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lunes, 7 de julio de 2008

Inmadurez neurológica y Trastornos del aprendizaje

Muchos autores e importantísimas instituciones han adoptado un discurso teórico equivocado, según el cual, la disgrafia sería una de las "dificultades de aprendizaje", junto a la dislexia, la discalculia, y algunos agregan al déficit atencional y al desorden hiperquinético. Según este discurso teórico, todo se origina en una causa neurológica que, a falta de toda evidencia concreta, se la ha dado en llamar "inmadurez neurológica". Así entendido el asunto, la Inmadurez neurológica CAUSA dificultades (algunos dicen "trastornos") en el Aprendizaje, y mientras estén activadas estas dificultades o trastornos del aprendizaje, el sujeto que sufre esta situación será disgráfico, disléxico, o lo que sea. En cuanto a la terapia, no hay tal. Se le receta al disgráfico Ritalín, lo que le ayuda en algo a mantenerse tranquilo y a mejorar su capacidad de concentración, pero definitivamente NO LE CURA LA DISGRAFIA. El tratamiento opera con este Ritalín "tranquilizador", COMO UN MERO PALIATIVO QUE SE MANTENDRÁ MIENTRAS SE ESPERA POR LA MADURACION NEUROLOGICA.

Todo lo anterior es un simple error que puede ser demostrado de múltiples formas.

1) Los neurólogos NO dicen jamás que el Ritalín sea un acelerador de la maduración neurológica; es decir, reconocen, algo indirectamente, que lo que han recetado no es algo que actúe sobre la causa del problema.

2) La psicología ha desarrollado prácticamente la totalidad de las teorías del aprendizaje a las que hoy se les reconoce vigencia, y ninguna de estas teorías ha hablado jamás de "trastornos del aprendizaje". Por supuesto, puede haber numerosos factores que estorben a un buen proceso de aprendizaje. Por ejemplo, si un escolar pretende leer un capítulo de Historia y al mismo tiempo tiene encendida y a alto volumen una música de frenético ritmo, ....va a aprender poca Historia, pero no porque se le haya "trastornado el aprendizaje", sino porque está concentrado en otra cosa. Es decir, esa categoría de las "dificultades de aprendizaje" y peor aún la de los "trastornos del aprendizaje" es simplemente un fraude.

3) La demostración más espectacular de la falsedad de la "inmadurez neurológica" y de los "trastornos o dificultades de aprendizaje", se consigue con cada rehabilitación exitosa de un disgráfico. Un disgráfico que trabaje conmigo cuatro horas por semana, superará la mayor parte de su disgrafia en menos de tres meses, y....obviamente, esta mejoría no tendrá nada que ver con que yo le haya "acelerado la maduración neurológica" ni tampoco con que le haya "resuelto algún trastorno de aprendizaje". Se tratará simplemente, de que he sido capaz de enseñarle a hacer una clase de manuscritura que no le ocasiona síntomas disgráficos tan frecuentes ni intensos como los que tenía al iniciar la rehabilitación.

Supongamos que un neurólogo ha diagnosticado una disgrafia "por inmadurez neurológica" en un niño de 10 años. Lo que el neurólogo espera es que la maduración neurológica ocurra naturalmente, quizás hacia los 17 o 18 años; es decir, a ese niño le pueden esperar 8 años de Ritalín, si no tiene la buena suerte de madurar un poco antes.

Pero supongamos algo "peor": Ustedes me traen a ese niño disgráfico y en tres meses, yo logro que su sintomatología disgráfica se reduzca a la décima parte de lo que era antes iniciar la rehabilitación. El neurólogo queda en ridículo con su diagnóstico. Es obvio que Yo no puedo acelar las maduraciones neurológicas con semejante eficacia. Mis rehabilitaciones no son milagrosas; lo que ocurre es que está errado el diagnóstico del neurólogo.

Reitero lo dicho en CAUSA NEUROLOGICA O PEDAGOGICA : por desgracia, existe un pequeñísimo porcentaje de casos que NO alcanza al 10% del total de los disgráficos, que PUEDEN tener verdaderos problemas neurológicos actuando como causas de sus disgrafias. Por fortuna, para más del 90% de las disgrafias, el tema de la inmadurez neurológica y el trastorno de aprendizaje son simples tonterías.

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TODOS SOMOS UN POCO DISGRAFICOS

La idea de que "todos somos un poco disgráficos" puede sorprender a quienes tengan un concepto "todo o nada" de estas problemáticas. Me explico: si preguntamos si una cierta persona "es disgráfica", esperamos como respuesta un SI o un NO. Nos confunde un poco la idea de que podamos ser "enfermos permanentes de escasa intensidad", como es lo que le ocurre a la mayor parte de la gente en materia de disgrafia.

Si se revisa el texto sobre los tres síntomas principales, la disgrafia es ante todo cansancios, dolores y calambres que se producen GRADUALMENTE en la medida en que se PROLONGA el trabajo de manuscritura. El crecimiento "gradual" de cansancio, dolores y calambres puede tener muy diversos grados; desde una fuerte explosión de síntomas disgráficos apenas iniciada la tarea de manuscritura, hasta la aparición de leves molestias en la mano tras ...DIEZ HORAS de hacer manuscritura continuadamente. Al escribir su primer par de líneas del día, nadie siente aún los síntomas disgráficos; después de escribir diez horas, a TODOS NOS DUELE la mano porque la tarea es desemesurada y no estamos entrenados para tanto esfuerzo con las musculaturas de nuestras manos. Llevemos el ejemplo al extremo. Supongamos que se organiza una "maratón de manuscritura". Un grupo de lectores nos va a dictar El Quijote, sin que su dictado se detenga en ningún momento. Podemos imaginar que las mil páginas de El Quijote tardarían más o menos unas 150 horas en ser transcritas. Es decir, tendríamos que escribir sostenidamente durante más de seis días seguidos, de a 24 horas cada día, para lograr terminar esa maratónica tarea. Estoy seguro de que no necesito muchos argumentos: todos sabemos que, ni los más eficientes manuscritores serían capaces de aguantar tanto tiempo sin que les surgieran los cansancios, dolores y calambres sintomáticos de la disgrafia. De hecho, yo apostaría a que el 99% de las personas, caerían rendidas mucho antes de concluir esta agotadora tarea. En el otro extremo, podríamos integrar a esta maratón de manuscritura a personas severamente disgráficas. Lo más probable es que antes de 20 minutos ya estarían con fuertes dolores en su mano, que sentirían un enorme cansancio en la motricidad de la mano con que escriben y estarían apareciendo en sus manos frecuentes "amenazas de calambre".

Supongo que con la anterior explicación ya será comprensible esto de que "todos somos un poco disgráficos"; sabemos que hasta los más extraordinarios manuscritores serían "disgráficos" después de cien horas de manuscritura continua. Entonces, la pregunta a responder para tener más claro QUÉ ES la disgrafia, es la relativa a "los mínimos" de tiempo y tarea necesarios para que aparezcan los síntomas. No existen para esto criterios absolutos de los que podamos echar mano. Tenemos que quedarnos con un criterio funcional y escolar. Visto que las "horas pedagógicas" tienen en muchos países una duración que está entre los 45 y los 60 minutos, consideraremos "disgráficos" a aquellos escolares que no puedan hacer manuscritura durante 45 minutos sin que les aparezcan abundantes e intensos síntomas de disgrafia.

En los primeros años de la Educación Básica es usual que los síntomas disgráficos aparezcan a los diez minutos de manuscritura e incluso antes. En la Educación Media, los alumnos disgráficos ya han descubierto soluciones parciales que les permiten hacer manuscritura por veinte a treinta minutos y solo entonces aparecen sus síntomas disgráficos. En la universidad, muchos alumnos son capaces de tomar apuntes en conferencias durante una hora completa,... a pesar de padecer dolores y cansancios intensos durante ese trabajo.

Como se aprecia, nos interesa reconocer que la persona se encuentra en una situación de disgrafia, cuando la exigencia a la que debe responder es superior a su capacidad de manuscritura. Esto es una disgrafia funcionalmente entendida. La persona se va a perjudicar porque no puede ejecutar manuscritura al nivel requerido. Si en la universidad no puedo tomar apuntes de conferencias durante más de unos 15 a 20 minutos, soy disgráfico, porque mi manuscritura es disfuncional en ese contexto: no puedo tener buenos apunteas y eso me perjudica como estudiante.

Así como todos seríamos disgráficos tras copiar al dictado El Quijote durante unas 100 horas, hay disgráficos que revientan en síntomas a los diez minutos de hacer manuscritura, y en algunos casos graves de distonias la persona es incapaz siquiera de escribir un cheque y ya está completamente agobiada de síntomas.

La consecuencia práctica de lo anterior es por lo menos doble: a) en primer término, no sirven esas pruebas diagnósticas en que el alumno escribe durante un par de minutos...; esto puede ser fácil de realizar aún para muchos disgráficos. Y b), el hecho de que tras una buena rehabilitación, un disgráfico pueda escribir continuadamente durante 30 minutos, no lo "da de alta",... sobre todo si es un estudiante universitario, porque en ese contexto universitario se requiere de una funcionalidad mucho mayor de manuscritura diaria.

Por motivos que felizmente coinciden con lo anterior, a todo disgráfico le viene muy bien esto de que "todos somos algo disgráficos", porque deja de auto percibirse como un caso raro, estigmatizado quizás, como suele ocurrir cuando es encerrado en la "categoría patológica de la disgrafia".

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jueves, 3 de julio de 2008

¿CAUSA NEUROLOGICA O PEDAGOGICA?

¿CAUSA NEUROLÓGICA O PEDAGÓGICA?

Proponer un debate entre DOS causas puede ser una sobresimplificación del problema; sin embargo, más que en un sentido conceptual, o incluso estadístico, plantear un debate entre estas dos causas sirve para aclarar lo que los apoderados y los propios disgráficos entienden en esta materia.

Si Usted busca "disgrafia" en el Google, le van a aparecer miles de sitios, pero basta revisar unos cuantos sitios de las dos o tres primeras páginas , para enterarse de que, mientras algunos autores e instituciones declaran que las disgrafias SON DE ORIGEN NEUROLOGICO, otros tantos autores definen a las disgrafias diciendo que ellas SE DAN EN NIÑOS NORMALES QUE NO TIENEN PATOLOGÍAS NEUROLÓGICAS ni de otras clases, y que incluso suelen ser algo más inteligentes que el promedio de las personas.

Puede llevar a confusión lo antes señalado: ¿porqué algunos especialistas dicen que la causa de las disgrafias ES NEUROLÓGICA mientras otros autores ponen como condición para diagnosticar una disgrafia el que NO HAYA UNA PATOLOGIA NEUROLÓGICA DE FONDO?

En otro lugar, se podrá discutir esto más extensa y detalladamente. Aquí iré rápidamente al punto central de este asunto. Ambas afirmaciones tienen razón. En mi experiencia, entre un 85% y un 95% de las disgrafias NO SON causadas por problemas neurológicos, sino por malas prácticas pedagógicas; sin embargo, algo así como un 5% a 10% del total de las disgrafias, SI TIENEN factores neurológicos asociados que, pudieron ser las causas de esas disgrafias, o al menos, sin ser propiamente sus causas, pudieron intensificarlas y complicarlas.

A quienes sufren el problema de la disgrafia, lo que les interesa es DAR CON UNA SOLUCIÓN, y en este sentido es muy importante y aliviador saber que las disgrafias con causa neurológica son una MINIMA proporción. La inmensa mayoría de las disgrafias tienen origen pedagógico, lo que es muy afortunado, porque pueden rehabilitarse, a diferencia de los daños neurológicos que suelen ser muy difíciles de curar o rehabilitar.

Lo que estoy diciendo es ¡¡¡¡ÁNIMO!!! : la enorme mayoría de las disgrafias no son de origen neurológico y por eso pueden rehabilitarse fácilmente. Por desgracia, existen unas pocas disgrafias que SI TIENEN factores causales de tipo neurológico, y para éstas los pronósticos son harto menos favorables.

El error que el apoderado debe evitar, es insistir con tratamientos de tipo neurológico (Ritalín) sin estar seguros de que las respectivas disgrafias sean de causa neurológica. Es muy lamentable que una disgrafia de origen pedagógico sea tratada con Ritalín...: jamás habrá cura ni rehabilitación alguna.

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miércoles, 25 de junio de 2008

TRES SINTOMAS PRINCIPALES

LOS TRES SINTOMAS PRINCIPALES.

Los tres síntomas principales de una disgrafia motriz son: a) El cansancio progresivo de los dedos, la mano y el brazo, en la medida en que el trabajo de manuscritura se hace más largo y continuado. b) Los dolores, que especialmente se concentran en la palma de la mano, en la muñeca y hasta en el cuello; al igual que con el cansancio, estos dolores aumentan en la medida en que el trabajo de manuscritura se hace más extenso. c) Calambres musculares. Este es un síntoma extremo; casi todos los disgráficos saben cómo evitar a tiempo que el calambre se produzca en toda su magnitud y, por ello, ocurren "amenazas de calambre" que la persona evita practicando alguna clase de ejercicios o movimientos relajadores y suspendiendo por un rato la manuscritura. Tras un par de minutos de descanso, el disgráfico puede volver a escribir durante un cierto periodo, antes de sentir la amenaza del próximo calambre. Estos tres síntomas se hacen críticos, por lo general, en las evaluaciones escritas en las que el disgráfico debe hacer manuscritura continuadamente y a gran velocidad para alcanzar a poner en el papel todo lo que sabe en una cierta materia. A estos tres síntomas principales se asocian otros que describiré más adelante.

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miércoles, 28 de mayo de 2008

Los zurdos

Los zurdos son el sector de la población que padece en mayor medida la disgrafia. Esto ha ocurrido así desde que se tiene memoria. Aproximadamente hasta 1940 la mayor parte de las personas zurdas eran derechizadas en los colegios; es decir, se les obligaba a escribir con sus manos derechas, para lo cual, les amarraban la mano zurda, ya fuera a la pata de la mesa o al respaldo de la silla.