lunes, 7 de julio de 2008

TODOS SOMOS UN POCO DISGRAFICOS

La idea de que "todos somos un poco disgráficos" puede sorprender a quienes tengan un concepto "todo o nada" de estas problemáticas. Me explico: si preguntamos si una cierta persona "es disgráfica", esperamos como respuesta un SI o un NO. Nos confunde un poco la idea de que podamos ser "enfermos permanentes de escasa intensidad", como es lo que le ocurre a la mayor parte de la gente en materia de disgrafia.

Si se revisa el texto sobre los tres síntomas principales, la disgrafia es ante todo cansancios, dolores y calambres que se producen GRADUALMENTE en la medida en que se PROLONGA el trabajo de manuscritura. El crecimiento "gradual" de cansancio, dolores y calambres puede tener muy diversos grados; desde una fuerte explosión de síntomas disgráficos apenas iniciada la tarea de manuscritura, hasta la aparición de leves molestias en la mano tras ...DIEZ HORAS de hacer manuscritura continuadamente. Al escribir su primer par de líneas del día, nadie siente aún los síntomas disgráficos; después de escribir diez horas, a TODOS NOS DUELE la mano porque la tarea es desemesurada y no estamos entrenados para tanto esfuerzo con las musculaturas de nuestras manos. Llevemos el ejemplo al extremo. Supongamos que se organiza una "maratón de manuscritura". Un grupo de lectores nos va a dictar El Quijote, sin que su dictado se detenga en ningún momento. Podemos imaginar que las mil páginas de El Quijote tardarían más o menos unas 150 horas en ser transcritas. Es decir, tendríamos que escribir sostenidamente durante más de seis días seguidos, de a 24 horas cada día, para lograr terminar esa maratónica tarea. Estoy seguro de que no necesito muchos argumentos: todos sabemos que, ni los más eficientes manuscritores serían capaces de aguantar tanto tiempo sin que les surgieran los cansancios, dolores y calambres sintomáticos de la disgrafia. De hecho, yo apostaría a que el 99% de las personas, caerían rendidas mucho antes de concluir esta agotadora tarea. En el otro extremo, podríamos integrar a esta maratón de manuscritura a personas severamente disgráficas. Lo más probable es que antes de 20 minutos ya estarían con fuertes dolores en su mano, que sentirían un enorme cansancio en la motricidad de la mano con que escriben y estarían apareciendo en sus manos frecuentes "amenazas de calambre".

Supongo que con la anterior explicación ya será comprensible esto de que "todos somos un poco disgráficos"; sabemos que hasta los más extraordinarios manuscritores serían "disgráficos" después de cien horas de manuscritura continua. Entonces, la pregunta a responder para tener más claro QUÉ ES la disgrafia, es la relativa a "los mínimos" de tiempo y tarea necesarios para que aparezcan los síntomas. No existen para esto criterios absolutos de los que podamos echar mano. Tenemos que quedarnos con un criterio funcional y escolar. Visto que las "horas pedagógicas" tienen en muchos países una duración que está entre los 45 y los 60 minutos, consideraremos "disgráficos" a aquellos escolares que no puedan hacer manuscritura durante 45 minutos sin que les aparezcan abundantes e intensos síntomas de disgrafia.

En los primeros años de la Educación Básica es usual que los síntomas disgráficos aparezcan a los diez minutos de manuscritura e incluso antes. En la Educación Media, los alumnos disgráficos ya han descubierto soluciones parciales que les permiten hacer manuscritura por veinte a treinta minutos y solo entonces aparecen sus síntomas disgráficos. En la universidad, muchos alumnos son capaces de tomar apuntes en conferencias durante una hora completa,... a pesar de padecer dolores y cansancios intensos durante ese trabajo.

Como se aprecia, nos interesa reconocer que la persona se encuentra en una situación de disgrafia, cuando la exigencia a la que debe responder es superior a su capacidad de manuscritura. Esto es una disgrafia funcionalmente entendida. La persona se va a perjudicar porque no puede ejecutar manuscritura al nivel requerido. Si en la universidad no puedo tomar apuntes de conferencias durante más de unos 15 a 20 minutos, soy disgráfico, porque mi manuscritura es disfuncional en ese contexto: no puedo tener buenos apunteas y eso me perjudica como estudiante.

Así como todos seríamos disgráficos tras copiar al dictado El Quijote durante unas 100 horas, hay disgráficos que revientan en síntomas a los diez minutos de hacer manuscritura, y en algunos casos graves de distonias la persona es incapaz siquiera de escribir un cheque y ya está completamente agobiada de síntomas.

La consecuencia práctica de lo anterior es por lo menos doble: a) en primer término, no sirven esas pruebas diagnósticas en que el alumno escribe durante un par de minutos...; esto puede ser fácil de realizar aún para muchos disgráficos. Y b), el hecho de que tras una buena rehabilitación, un disgráfico pueda escribir continuadamente durante 30 minutos, no lo "da de alta",... sobre todo si es un estudiante universitario, porque en ese contexto universitario se requiere de una funcionalidad mucho mayor de manuscritura diaria.

Por motivos que felizmente coinciden con lo anterior, a todo disgráfico le viene muy bien esto de que "todos somos algo disgráficos", porque deja de auto percibirse como un caso raro, estigmatizado quizás, como suele ocurrir cuando es encerrado en la "categoría patológica de la disgrafia".

Contácteme en: andresgacitua@yahoo.com

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